¿Cómo los/as psicólogos/as forenses debemos presentar nuestro informe psicológico pericial en la vista oral?

 

Víctor Rodríguez Aguado, autor del “Manual para la redacción de informes periciales” expone para Giunti Psychometrics. ¿Cómo los/as psicólogos/as forenses debemos presentar nuestro informe psicológico pericial en la vista oral?

La prueba pericial psicológica finaliza normalmente con la presencia del perito en la vista oral. Por ello, una prueba pericial muy bien elaborada perderá eficacia si la exposición de esta en la vista oral no es adecuada. De ahí que en las siguientes líneas aportemos algunas recomendaciones que ayuden para tal desempeño.

1. Aspectos a tener cuenta durante la exploración y elaboración del informe con relación a la vista oral

Este debe cumplir una serie de características que no pueden olvidarse en su realización. Que tenga un carácter científico, es decir, que los resultados y conclusiones a los que lleguemos se sustenten en pruebas y estén analizados de forma coherente en el informe. Téngase en cuenta que el informe previamente será estudiado por los actores del tribunal, y si la exploración realizada no ha sido rigurosa tendremos más dificultades en la comparecencia al intentar responder a las dudas que hemos generado.

Además, el informe debe ser útil y servir como vehículo de comunicación. El primer aspecto se refiere a que debe responder al objetivo de evaluación, y el segundo a que debe facilitar la comprensión de lo expuesto al lector. Informes con un leguaje muy técnico, muy herméticos, ambiguos, con la información desorganizada… generarán incomprensión e incluso la posibilidad de llevar a su lector a conclusiones diferentes de las que pretendíamos. Eso supondrá que en la vista oral tendremos que dar más explicaciones y aclaraciones.

De igual forma, nuestro informe debe ser realizado desde de una perspectiva ética y legal. Un informe no basado en datos, en el que se busca un beneficio económico o partidista, junto a la mala imagen que puede generar para el perito y para la profesión, provocará que durante la vista oral sea puesto en entredicho.

En síntesis, si el informe recoge información sustentada en datos, está correctamente elaborado y redactado, así como expresado de forma clara y razonada, servirá de apoyo al profesional en su exposición y, por otra parte, reducirá la posibilidad que algún miembro del tribunal señale alguna deficiencia o plantee cuestiones difíciles de responder. Por lo tanto, la realización del informe pericial debe ser llevada a cabo con la idea de que al final tendremos que hablar de ello.

Finalmente, una recomendación para tener en cuenta. Pueden transcurrir días, meses años entre la realización de la prueba pericial y su entrega, y el juicio con la correspondiente vista oral. El paso del tiempo puede provocar olvidos e interferencias en la memoria sobre el caso. Dos años más tarde, quizás el/la psicólogo/a solo recuerde lo que tiene escrito en el informe y sienta inseguridad. De ahí la importancia de tomar nota durante la exploración o grabar las entrevistas. Igualmente, archivar la información y datos de la exploración de forma organizada. Así, cuando tiempo más tarde tengamos que volver al caso podremos volver a estudiarlo y recordar toda la información.

2. Pasos previos a la comparecencia en la sala

El primer paso es reservar un tiempo para volver a leer el informe, examinar la documentación relativa al mismo, y escuchar las grabaciones si se realizaron. Como se ha comentado, puede transcurrir un amplio lapso entre la realización del informe y el juicio, así que puede que se necesite un tiempo para preparar el caso. Al respecto, los peritos del turno, así como los privados deben tener en cuenta tanto el tiempo y esfuerzo de preparación como el que también supone la comparecencia en sala para los honorarios correspondientes.

Ya en el juzgado, normalmente, el perito es el último en entrar en sala por lo que deberá esperar fuera en el pasillo. Este tiempo se puede emplear un dar un último repaso al informe o llevarse el móvil o un libro para ocupar la espera y así estar distraído. Muy importante, nunca olvidar el DNI.

Con relación a la vestimenta, se quiera o no, la apariencia influye y, por otra parte, tal escenario exige respeto y formalidad. Por lo tanto, el psicólogo debería cuidar su imagen ese día, no se trataría de ir vestido para una boda, pero sí de llevar ropa cómoda y formal.

3. La entrada a la sala y comportamiento recomendado.

Un funcionario nos llamará y nos indicará donde sentarnos. Normalmente será de pie frente a un micrófono, y el juez nos preguntará si prometemos o juramos, así como que si el dictamen que obra es el nuestro, con lo que nos desplazaremos unos metros hacia la mesa del juez y miraremos página a página que corresponde al informe presentado.

A partir de ahí se formularán preguntas por las diferentes partes del tribunal. Recomendaría no tener ningún folio ni documento en las manos, genera la idea de inseguridad y, además, si el perito está algo nervioso puede moverlos excesivamente. Mejor tener el informe en una carpeta o grapado, cerca en el maletín y, si se necesita, se recurre a él.

Con relación a la postura, hay que intentar no tener una postura excesivamente rígida (los brazos firmemente cruzados en tensión) o amigable (las manos en los bolsillos o si se está sentado, excesivamente recostado).

Muy importante: la orientación de nuestro discurso. Si nos pregunta un letrado, por deferencia, lo miraremos a él, pero también al juez, quien en definitiva es el destinatario final de nuestra información. Por lo tanto, como si fuera una conferencia, nuestra mirada puede recorrer los diferentes miembros del tribunal e incluso jurado, si lo hubiera, pero centrándose en el juez. A veces, tales personas están anotando, consultando en sus escritos algún tema, etc., y no parece que nos atiendan. Tal aspecto no debe desmotivar ni influir en nuestra explicación.

4. Creencias infundadas a la hora de la exposición en la vista oral

Te indico una serie de sesgos para tener en cuenta para que no nos influyan durante nuestra declaración:

  • La exposición del informe no es un examen. Los miembros del tribunal no van a preguntar por todos los contenidos o apartados. Solo realizan aclaraciones sobre determinados aspectos relevantes de las personas evaluadas. Puede que haya alguna parte del informe que necesite una aclaración, pero el perito no va a ser examinado de su informe.
  • Por tanto, el perito es un testigo experto, no es el “investigado”. Es importante que el/la psicólogo/la recuerde este aspecto tanto para su tranquilidad como para no actuar a la defensiva en el juicio. En general, las preguntas que se le formularán no buscan su descrédito ni ponerle en un aprieto, solo obtener un mayor conocimiento de determinadas conductas o procesos psicológicos de las personas evaluadas. No obstante, las conclusiones del informe sí pueden ir en contra de los intereses de una de las partes. El letrado de aquella sí buscará con sus preguntas la salvaguarda de su cliente, aunque a veces ello conlleve cierta incomodidad para el perito. Pero hay que recordar que ese letrado está realizando su trabajo, no tiene ningún prejuicio o animadversión hacia el profesional de la psicología. De hecho, cuando el perito se retira, lo que normalmente coincide con la finalización de la vista oral, al despedirse amablemente, el abogado contrario también suele responderle de igual forma agradable.
  • La persona en la sala que tiene más conocimiento de la persona o personas evaluadas es el/la psicólogo/a que ha realizado el estudio. Por ello se necesita de ese saber de un tercero para aportar información sobre aquellos elementos que se desconocen. El recordarlo dará mayor seguridad en la vista oral al perito.
  • El perito no es el juez. A veces puede que el/la psicólogo/a tenga la falsa creencia de su informe es la prueba definitiva para que el tribunal llegué a una clara sentencia. Sin embargo, el informe solo es una parte más del proceso, en algunos casos sí de enorme importancia, pero normalmente es parte de un conjunto más amplio de elementos que ayudarán al tribunal a su decisión. Si el perito recuerda su cometido disminuirá la presión que pueda llevar a la vista oral.

5. Con relación a las preguntas y respuestas del perito

Con frecuencia las preguntas suelen girar en torno a unos contenidos básicos: sobre la metodología, es decir, que se expliquen las pruebas o evaluación que se ha desarrollado, y que se ratifique en las conclusiones o la explique. A partir de aquí, dada la diversidad de posibilidades que pueden darse en un peritaje, no sería posible acotar todas las preguntas o aclaraciones que podrían realizar. La parte más favorecida por el informe buscará que se expliquen aquellos puntos que le benefician; en cambio, la otra puede que incida más en alguna conclusión o en conocer algo más sobre el significado de un resultado, una frase o una afirmación del informe, con el objetivo de contradecir o generar otras alternativas de las planteadas. Como el perito tiene conocimiento de su labor, podrá explicar aquellas dudas con tranquilidad. No obstante, se ofrecen algunos consejos:

  • El más importante, guardar las formas y responder con amabilidad. Mostrar enfado, responder con suficiencia, ponerse a la defensiva ante una de las preguntas… provoca precisamente lo contario, desfavorecer la imagen de profesional especialista.
  • Sin descuidar un lenguaje operativo, hay que favorecer que la explicación sea entendible por los miembros del tribunal. Responder solo con un diagnóstico sin precisar alguna característica de este, utilizar términos muy técnicos (contingencia, refuerzo intermitente, puntuaciones típicas, anhedonia…) sin explicar a que nos referimos, sin poner un ejemplo o sustituirlos por un sinónimo, no cumplirá el objetivo de nuestro desempeño.
  • Hay que estar atento a las preguntas que se le realizan. Si no se tiene certeza de la pregunta, habría que pedir al letrado que, si la pudiera volver a formular, o incluso repetírsela al mismo para estar seguros de que se refería a tal cuestión…
  • No responder de inmediato. Mejor dejar un instante o segundos para pensar en la pregunta salvo que se tenga muy clara. En este sentido, cuidado con responder con muletillas inmediatas como “no sé”, o afirmativa o negativamente de forma automatizada, para después responder detenidamente a la pregunta, ya que el letrado puede decir que con la respuesta inicial es suficiente.
  • Normalmente, se dispone de tiempo para responder. No hay que ir apresurado en la respuesta, se puede añadir información o datos a la respuesta siempre que no sean excesivos. Así, ante la pregunta de “¿está usted seguro de que el problema que presenta D. (…) se debe exclusivamente al accidente de tráfico?”, se podría constar con un “sí” pero también se podría añadir información del tipo: he evaluado las diferentes áreas de su vida, le he administrado una serie de pruebas para comprobar la presencia de otros posibles problemas…, y los datos obtenidos descartan otras posibilidades. Efectivamente, el trastorno que padece D. (…), trastorno de estrés postraumático, ha sido causado exclusivamente por el accidente de tráfico que sufrió. Por lo tanto, puedes utilizar, si lo cree oportuno, algún ejemplo de la persona evaluada, alguna analogía o explicación de tu trayectoria profesional para explicar determinado asunto, siempre y cuando no sea reiterativo o no pertinente.
  • Con relación al punto anterior, en las respuestas y explicaciones el perito debe centrarse en la pregunta. Cuidado con especular o abarcar otros temas sobre los que no se le han preguntado. Sin embargo, es frecuente que se te pueda formular alguna pregunta sobre tu parecer, aunque tal aspecto no lo hayas evaluado, como: ¿cree usted que con el tratamiento que está recibiendo Dña. (…) en un tiempo volverá a encontrarse adaptada a la vida diaria?”. En tal caso, si estuvieras convencido/a de la respuesta podrías indicar tu opinión. Si no, alude a que no puedes responder sobre tal aspecto porque no ha sido objetivo de evaluación.