Un modelo de evaluación psicopedagógica

 

Como parte de los procesos educativos, la evaluación psicopedagógica es una práctica sometida a múltiples influencias, desde los cambios conceptuales en las disciplinas de las que procede a los protocolos administrativos, pasando por los cambios tecnológicos, entre otros factores. Así, en los últimos años la eclosión del movimiento por la inclusión, la irrupción del modelo de competencias, el desarrollo de los modelos de procesamiento, el desarrollo del modelo de RtI, la universalización de las TIC o los cambios legislativos en la detección e identificación de necesidades educativas, entre otros muchos, han supuesto una profunda transformación de muchos de sus elementos.

Pese a todo, consideramos que ciertos ejes clave que defendíamos hace ya 30 años en nuestro trabajo La evaluación psicopedagógica: una perspectiva curricular, publicado por Giunti Psychometrics antes conocidos como Editorial EOS, no solo siguen siendo válidos, sino deben ser subrayados aún en la actualidad.

En primer lugar, como ya indicaba el propio título de la obra, argumentábamos que era imprescindible trasladar el centro del proceso evaluativo desde el alumno (cuyas características individuales muchas veces se consideran el elemento determinante del aprendizaje) al proceso mismo de enseñanza-aprendizaje, entendido en el sentido que Cuomo (2000) expresaría unos años más tarde. La evaluación psicopedagógica tiene como objeto propio el análisis de las complejas interacciones que constituyen dicho proceso, tomando el aprendizaje como “variable dependiente” que debe ser explicada.

Desde esta perspectiva, entendemos que el análisis descriptivo, lo más exhaustivo posible, de la competencia curricular es siempre y necesariamente el punto de partida: sin él, la evaluación fallará desde el comienzo. No obstante, hablar de “evaluación” supone tratar de dar cuenta de los factores que están haciendo que dicha competencia curricular sea lo que es, tanto personales como contextuales y, en relación con lo primero, consideramos que hay que ir más allá de las inferencias generales acerca lo que puede suponer un cociente intelectual, una “edad de desarrollo” o cualquier otra variable disposicional.

Asumiendo las aportaciones científicas de las últimas décadas, entendíamos entonces y entendemos hoy, que la evaluación psicopedagógica implica la elaboración de hipótesis explicativas de la competencia curricular en términos modelos de funcionamiento que, integrando el papel de las diferentes variables personales y contextuales, nos permitan identificar aquellos factores sobre los que se debería intervenir para promover una mejora de la misma.

Partiendo de estas consideraciones, desde mediados de los noventa nos implicamos en un proceso de desarrollo de instrumentos que facilitasen a docentes y profesionales de la orientación este tipo de evaluación. Sin perder de vista que la evaluación psicopedagógica es siempre un juicio subjetivo, realizado por un profesional, entendíamos que dicho juicio debe esforzarse por estar fundamentado empíricamente en datos que permitan lo que antes señalábamos, obtenidos a partir de modelos funcionales explícitos.

Así, asumiendo que los datos de las pruebas de aptitudes e inteligencia tradicionales no aportan otra cosa que una estimación de determinado “nivel” que, al integrarlo en la explicación de la competencia curricular, requiere una inferencia muy general, nos implicamos en la elaboración de instrumentos que, más allá del nivel, nos diesen otra información más específica, al estar construidas las pruebas sobre modelos explícitos de procesamiento (por ejemplo, en el caso de las pruebas de razonamiento inductivo, el modelo de procesamiento de Sternberg).

Del mismo modo, nos parecía necesario proceder de este modo, hasta donde fuese posible, en la elaboración de instrumentos de evaluación de la propia competencia curricular.

Lo que no esperábamos en ese momento es que ese esfuerzo fuese a concitar el interés de cientos de profesionales en España e Iberoamérica, que han supuesto una colaboración esencial en su desarrollo, ni que se fuese a prolongar durante los siguientes 30 años de nuestra vida profesional a través de la elaboración, adaptación a diferentes contextos culturales y lingüísticos, actualización y mejora permanente de nuestras Baterías Psicopedagógicas Evalúa, que hace apenas tres años han recibido una importante revisión, de la que ha surgido la Versión IV.0 de  las mismas.

Teniendo en mente los principios y criterios anteriores, dicha versión ha supuesto un esfuerzo por ofrecer a docentes y profesionales de la orientación un instrumento que facilite de forma simple y rápida la tarea de describir con precisión las competencias curriculares instrumentales a lo largo de la educación básica (5 a 16 años), así como la identificación de determinadas variables cognitivas y psicosociales que podrían estar contribuyendo a las mismas.

Por otra parte, las baterías permiten obtener fácilmente esa información no solo de individuos aislados, sino de grupos y colectivos, con el fin de facilitar el análisis contextual (a nivel de aula y de centro) de los datos individuales y de ayudar a tomar decisiones educativas a nivel de centro, de aula e individual.

A lo que debe añadirse la importantísima posibilidad de hacer un seguimiento de la evolución de alumnos y grupos curso a curso, valorando el posible impacto de las medidas adoptadas tras cada evaluación, no solo realizando un retest con el mismo instrumento inicial, sino con una nueva batería de pruebas que examinan las mismas variables tomando como referencia los valores de muestras construidas con varias decenas de miles de alumnos y alumnas de la misma edad y curso escolar.

Otras aportaciones de la versión IV de las Baterías que nos parecen de interés son las siguientes:

- Revisión e incorporación de nuevas pruebas. La enorme cantidad de datos acumulados por la aplicación de nuestras baterías ha permitido localizar errores e inconvenientes que hemos resuelto con una revisión a fondo de todas sus pruebas. Así, hemos resuelto la discontinuidad en algunos aspectos de la lectura (Exactitud Lectora), de la Escritura (Ortografía Fonética), de la Resolución de problemas, etc. Igualmente hemos modificado de manera importante algunas pruebas y hemos realizado nuevos estudios estadísticos con muestras grandes que, en algunos casos, han superado los 100.000 sujetos por nivel escolar.

- Organización de las pruebas en escalas. Como muchos conocen, las Baterías Evalúa se estructuraban en una serie de pruebas que hacían referencia a ámbitos, pero sin que existiera un análisis estadístico de dichos ámbitos. Las nuevas baterías estructuran las pruebas en Escalas (Cognitiva, Psicosocial, Lectora, Escritora, Matemática, Vocacional y Estrategias de Estudio) lo que ha supuesto incluir nuevas pruebas y estudios estadísticos que nos han permitido proporcionar un Índice General de cada escala, que facilita la realización de análisis de discrepancia cuando se considere aconsejable (por ejemplo, en el análisis de las dificultades de aprendizaje)

- Cambios en la corrección. Con la nueva versión de las baterías, se ha avanzado en la automatización del proceso de corrección, que pasa a realizarse directamente en la web de Giunti Psychometrics, resolviendo de esta manera el enorme problema de los errores que se suelen cometer en la corrección de grandes cantidades de pruebas con multitud de ítems. Además del enorme problema de las copias ilegales.

- Cambio en las puntuaciones estandarizadas y en los informes. En la nueva versión, las Baterías Psicopedagógicas Evalúa proporcionan al profesional no solo percentiles, sino también puntuaciones típicas y puntuaciones derivadas, con el fin de que cada profesional pueda seleccionar en cada caso las que mejor se ajustan a sus necesidades en cada momento. Asimismo, la nueva versión posibilita la obtención de una mayor cantidad de informes, especialmente los referidos a los grupos escolares.

Con estos cambios, creemos que los profesionales de la orientación disponen de un instrumento que facilita enormemente el proceso de evaluación psicopedagógica, especialmente en los ámbitos de la detección temprana, identificación y seguimiento de las dificultades de aprendizaje, que constituyen con mucho el colectivo más amplio al que la intervención psicopedagógica debe dar respuesta